Es bien
sabido que esta marca lujosa, exclusiva y multimillonaria tiene infinidad de
eventos de toda índole, pero lo que muchos no saben es que tiene un auténtico parque temático.
Ahora
que todo el mundo está comentando el nuevo simulador de F1 que la marca del caballo
ha estrenado en Madrid, viene como anillo al dedo mostrar el parque de
atracciones de Ferrari en los Emiratos árabes, ubicado en el interior de ese
circuito.
Como si
de un gran OVNI se tratase, en el epicentro del circuito de Abu Dhabi, se
levanta una gran estructura triangular de color rojizo en cuyo tejado se deja
ver el anagrama de Ferrari.
Si queremos entrar en este universo, por unos 50€ podremos sentirnos parte de él.
Una vez
estemos en el interior, podemos ver un lujoso “hall” en el que hay expuestos
unos 12 modelos de coches de la marca, que son cedidos por un periodo de 6
meses por particulares. Transcurrido ese tiempo, el dueño se acerca, retira su
vehículo y otro deposita en su lugar su coche por otros 6 meses.
En el
centro de ese gran “hall” acristalado y con palmeras, encontramos la primera
atracción mecánica, una gran lanzadera roja al aire libre que nos catapultará
una y otra vez.
En los
laterales de ese gran salón hay más atracciones, como barcas y simuladores
virtuales, todo ello siempre ambientado con el espíritu Ferrari.
Pero la
joya de la corona sin duda alguna, es su gran montaña rusa exterior.
Se
diferencia de las demás, en que aquí saldremos despedidos desde parado a una
velocidad de 240km/h para recrear lo que se siente a bordo de un fórmula 1, y
con esa fuerza recorreremos toda la atracción. Aquí no importa el dinero ya que ese impulso inicial se consigue mediante hidrógeno líquido contenido en grandes
tanques - muy caro-. A todo ello se suma el problema del excesivo calor que hace en el
circuito, por lo que se hace necesario refrigerar con agua constantemente las
ruedas de los vagones de la atracción.
Una
particularidad: El techo del “Ferrari world”debe lucir siempre rojo radiante, y
para conseguirlo, todos los días se suben a él una treintena de operarios
provistos de fregonas y mangueras para retirar el polvo del desierto.
Y es
que el lujo va a asociado a la marca y junto a los magnates árabes, no se
escatima en el más mínimo gasto.
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